Hace dos noches tuve una cena de trabajo. Algo me sentó mal y al rato de llegar a casa parecía la niña del exorcista en versión light (no había insultos, ni curas); mi baño y yo, una formidable pareja en ese momento.
Cuando la piel de mi abdomen se pegó a la de mi espalda dormí como un lirón .
A la mañana siguiente pensé en que es una pena que mi cerebro no sea capaz de vomitar todo lo que le sienta mal y después quedarme tan pancha.
2 comentarios:
Hola!! Gracias por ponerte en contacto. Sigo dando clases, si quieres escribeme a tejiendoenlaisla(arroba)gmail(punto)com y nos ponemos de acuerdo :)
Besos
P
Curiosa reflexión! Lo bien que nos quedaríamos! Que gracia descubrirte tomando mi primer café del día. Buenos días!!!
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